El cáncer de piel no melanoma es el tipo más común de cáncer de piel. Se le llama no melanoma, porque este grupo de tumores cancerosos comprende todos los tipos de cáncer de la piel, excepto uno: el melanoma maligno, que es el cáncer que se desarrolla a partir de los melanocitos.
La exposición excesiva
a la radiación ultravioleta (UV), cuya principal fuente es la
luz solar. El grado de exposición a esta radiación depende de la intensidad de
la luz, del tiempo de exposición, y de si la piel ha estado protegida. Las
personas que viven en áreas donde están expuestas todo el año a una luz solar
intensa tienen mayor riesgo. Estar largo tiempo a la intemperie por motivos de
trabajo o diversión sin protegerse con ropas adecuadas y protección solar
aumenta el riesgo.
La exposición a
la radiación como la producida por la radioterapia .
Las lesiones o inflamaciones graves o prolongadas de la piel, como pueden ser las quemaduras graves, la piel que recubre el área donde se produjo una infección ósea grave, y la piel dañada por ciertas enfermedades inflamatorias.
El tratamiento de
la psoriasis con psoralenos y luz
ultravioleta administrados a algunos pacientes con psoriasis.
El xeroderma
pigmentoso , una condición hereditaria muy poco frecuente, reduce la
capacidad de la piel para reparar los daños que sufre el ADN como consecuencia
de la exposición a la luz solar. Las personas que tienen este trastorno desarrollan
un gran número de tumores cancerosos de la piel, a veces desde la infancia.
El síndrome del
ne vus de células basales es una condición congénita igualmente poco
frecuente, que ocasiona múltiples tumores cancerosos de células basales. La
mayoría de los casos, aunque no todos, son hereditarios.
Como parte de un examen de rutina relacionado con el cáncer, el médico examinará minuciosamente la piel del paciente. Pero es igualmente importante que el paciente se revise a sí mismo la piel, preferiblemente una vez al mes. Para ello, deberá conocer el aspecto de los lunares, las imperfecciones, las pecas y otras marcas que tenga en la piel para poder detectar cualquier cambio.
Se recomienda hacerse el auto examen frente a un espejo de cuerpo
entero. Para las áreas difíciles de ver puede usarse un espejo de mano. Deben
examinarse todas las áreas, incluyendo las palmas de las manos y las plantas de
los pies, la región lumbar y la parte posterior de las piernas.
El cáncer de la piel no melanoma puede tener el
aspecto de diversas marcas en la piel. Las señales de aviso principales son la
aparición de una nueva masa, una mancha o protuberancia que esté creciendo (en
el transcurso de unos meses, o de 1 a 2 años), o bien una úlcera que no sane en un plazo de 3
meses.
Los carcinomas
de células basales aparecen en forma de áreas de color rojo, planas y
escamosas, o de pequeñas áreas cerosas, brillantes y translúcidas al relieve,
que pueden sangrar con una lesión menor. Puede haber uno o más vasos sanguíneos
irregulares visibles, o mostrar áreas de color azul, café o negro.
Los carcinomas
de células escamosas pueden aparecer en forma de protuberancias
crecientes, a menudo de superficie áspera, o planos como manchas rojizas de la
piel que crecen lentamente. Estos dos tipos de cáncer de la piel no melanoma
pueden desarrollarse en forma de área plana que sólo muestra leves cambios con
respecto a la piel normal.
El sarcoma
de Kaposi suele empezar como una pequeña área similar a un morado que
se convierte en un tumor.
La micosis fungoide
empieza como una erupción, a menudo en los glúteos, las caderas o la parte inferior
del abdomen. Puede parecer una alergia de la piel u otro tipo de irritación de
la misma.
Los tumores de los
anexos se presentan como protuberancias dentro de la piel.
Los sarcomas de la piel
se manifiestan como grandes masas debajo de la superficie de la misma. Los
tumores de células de Merkel suelen aparecer en forma de nódulos de color rojo
púrpura, o de úlceras (llagas) localizadas en la cara, o, con menos frecuencia,
en los brazos o las piernas.
La forma más importante de reducir el riesgo de
desarrollar un cáncer de la piel no melanoma es evitar exponerse sin protección
a los rayos solares y a otras fuentes de luz ultravioleta. La manera más
sencilla de evitar la exposición excesiva a la luz ultravioleta es
mantenerse alejado del sol y a la sombra siempre que sea
posible.Esto resulta particularmente importante al
mediodía, cuando la luz ultravioleta es más intensa.
Protegerse
con ropa,
incluyendo una camisa y un sombrero de ala ancha. Por lo general, las telas de
tejido apretado ofrecen la mejor protección contra el sol. Unas gafas de sol
que ofrezcan una buena cobertura, con un porcentaje de absorción de rayos
ultravioleta de un 99% a un 100%, protegen de forma óptima los ojos y el área
de piel alrededor de los mismos.
Las cremas de
protección solar con un factor de protección de factor 15 o más
deberán usarse en áreas de la piel expuestas al sol, particularmente cuando la
luz solar es intensa. Las personas de piel clara y las que se queman con
facilidad deben aplicarse la loción antisolar.
Al aplicarse la loción, se deben seguir siempre las instrucciones. Para que
ésta sea eficaz, debe aplicarse antes de exponerse al sol, y usarse en todas
las áreas de piel expuestas a la luz solar. Muchas lociones antisolares pierden
eficacia cuando la persona suda o nada, y deben volverse a aplicar para que
ofrezcan el máximo de protección. Se debe usar loción aunque el día esté
brumoso o el cielo esté cubierto de nubes ligeras o poco compactas, ya que la
luz ultravioleta puede atravesarlas.
No se deben
usar cabinas bronceadoras. La exposición excesiva a la luz
ultravioleta puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de la piel.
¿Has conocido a una persona con este tipo de cáncer,
esta es una enfermedad mortal o puede haber una cura?